Como Hacer De La Motivación Un Hábito

POR CHARLY BEAUTELL

Seguro que has pensado o sentido algo parecido a esto en algún momento de tu vida:

  • Sé que debería hacer ejercicio para sentirme mejor físicamente, pero es que no me siento motivado para hacerlo.
  • Creo que debería comer comida casera y no procesada para alimentarme correctamente, pero no me siento motivado para cocinar cada día.
  • Podría meditar cada día para estar más equilibrado emocionalmente, pero no me siento motivado para dedicar 20 minutos al día a meditar.
  • Sin duda debería levantarte más temprano cada día para ser más productivo, pero no me siento motivado para levantarme a las 6 cada mañana.

¿Te suena?

Es muy normal no sentir motivación para hacer muchas cosas en la vida. Somos seres humanos que tenemos emociones que afectan a nuestro estado de ánimo que cambia cada día.

Y por si fuera poco, tenemos un cerebro con un ego incorporado que siempre está buscando hacer el mínimo esfuerzo para evitar salir de la zona de confort y ahorrar energía.

Lo cierto es que si queremos, podemos buscar mil razones para no sentirnos motivados para hacer algo que requiera de un mínimo esfuerzo. Pero si quieres vivir una vida excepcional llena de satisfacción y propósito, no puedes dejarte llevar por tus estados de ánimo o tu ego.

Si lo haces, te aseguro que siempre encontrarás una excusa para no hacer lo que sabes que deberías hacer, y además buscarás una forma de justificarte a ti mismo.

A continuación comparto contigo 3 PASOS que puedes dar para convertir la motivación en un hábito que te permita entrar en acción automáticamente sin depender de como te encuentres ese día.

Crea un ritual de inicio o disparador de hábito

Crear rituales tiene un poder asombroso y te ayudará a entrar en acción de manera automática.

Un ritual es algo que haces siempre antes de comenzar cualquier actividad que quieras repetir de manera habitual. Son lo que se llaman disparadores de hábitos.

Por ejemplo:

  • Un ritual para hacer ejercicio cada día por la mañana es dejar tu ropa y zapatillas de deporte junto a la cama y ponértelas nada más levantarte. Este acto dispara una señal en tu cerebro que le dice ponte la ropa de deporte es igual a salir a hacer ejercicio.
  • Un ritual para hacer de comer comida casera es ponerte tu delantal favorito junto con la música que te inspira y cocinar durante 2 horas la comida de toda la semana. Ponerte el delantal y tu música inspiradora envía una señal a tu cerebro que es hora de cocinar.
  • Un ritual para meditar cada día es elegir un lugar tranquilo de tu casa donde colocas una vela que enciendes siempre antes de ponerte a meditar. Encender esa vela indicará a tu cerebro que es el momento de meditar.
  • Un ritual para levantarte más temprano es poner la alarma a las 6 cada mañana, y en cuanto suene, simplemente haces una cuenta atrás 5,4,3,2,1 y te levantas de pie al lado de la cama te sientas como te sientas. La cuenta atrás es el disparador que le dice a tu cerebro: ponte en pie.

Y así para cualquier cosa que quieras que se convierta en un hábito.

Yo por ejemplo a veces no me siento motivado para escribir, pero en cuanto me preparo mi café y pongo mi música instrumental favorita, automáticamente entro en mi mundo, me siento, y me pongo a ello.

La clave para instaurar un hábito en tu vida es empezar a hacerlo. Inícialo cada día, aunque no te sientas motivado para hacerlo. Entrar en acción es la clave para tener éxito.

Ponte en movimiento

Tony Robbins, uno de los coach más famosos del mundo siempre dice: «Lo primero que tienes que hacer para cambiar tu estado de ánimo es hacer movimiento físico».

Esto es completamente verdad, ya que el movimiento físico cambia tu bioquímica corporal de manera inmediata, generando dopamina, endorfinas, adrenalina y otras sustancias que hacen que tu estado de ánimo se transforme.

Cuando sientas que no tienes motivación, estés desganado o te sientas deprimido, simplemente muévete, y te sentirás mejor enseguida.

Puedes dar unos saltos, estirar tu cuerpo un poco, o caminar. No es necesario que te vayas al gimnasio a hacer ejercicio, aunque por supuesto también serviría.

En el caso de convertir tu motivación en un hábito, se trata de que te muevas y hagas cualquier cosa que te acerque más a realizar la actividad que quieres comenzar.

Si lo que quieres es salir a correr, el acto de moverte para ponerte las zapatillas y la ropa de deporte te acercan más a realizar esa acción.

Simplemente ponte en movimiento aunque no tengas ningunas ganas. Tu cerebro entenderá que es momento de salir a correr y lo harás. Es mágico.

Repite la misma rutina cada día

Para cambiar hábitos, no hay otra manera de hacerlo. Debes repetir la misma acción cada día si quieres no depender de tu estado de motivación en ese momento para hacer la acción que deseas.

Repetir la rutina y el patrón es lo que hace que la acción se convierta en un hábito. Cuando lo repites las suficientes veces tu cerebro crea una conexión neuronal que asocia «ponerme las zapatillas y la ropa de deporte» con «salir a correr».

De esta manera dejarás de necesitar tener motivación para realizar una acción, ya que se habrá convertido en una rutina para ti, algo que haces de manera automática sin pensarlo.

Este diagrama resume la manera en la que se forman los hábitos:

¿Este sistema de formar hábitos y motivarse realmente funciona?

La formación de hábitos se lleva estudiando muchos años por parte de psicólogos, neurocientíficos y demás expertos que han descubierto como funciona nuestro cerebro en el ámbito de los hábitos.

Por supuesto que el sistema sí funciona si lo pones en marcha, pero debes ponerlo en marcha. Para que esto ocurra la acción que quieres realizar debe ser importante para ti.

Debe ser algo que realmente quieres hacer. Si no, no lo harás porque no te interesa lo suficiente y no la repetirás lo suficiente como para que se convierta en hábito.

Este sistema funciona para no tener que depender de la motivación de ese día para ponerte en marcha. No es realista pensar que sólo la auto-motivación te va a hacer entrar en acción cada día de manera consistente, porque cada día te sientes diferente y tienes una actitud diferente.

Esto se magnifica especialmente cuando lo que intentas hacer es algo que de por sí resulta un gran esfuerzo físico o mental.

Si dejas que entrar en acción dependa de tu motivación diaria, no serás constante y te sentirás frustrado y culpable, lo cual crea un círculo vicioso bastante tóxico para tu cerebro y tu estado de ánimo.

Convierte la motivación en un hábito y verás como tu vida se transforma y tu constancia se multiplicará exponencialmente.

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