La honestidad «no es un valor»

POR CHARLY BEAUTELL

Cuando hablamos de la cultura de una empresa lo primero que te viene a la cabeza son conceptos como los valores y la visión, y lo primero que te imaginas es una pared llena de palabras o frases inspiradoras y aspiracionales.

Palabras o frases como: honestidad, integridad, innovación, servicio, dedicación, lealtad, somos un equipo, y un largo etc. Todas frases y palabras bonitas, que quedan muy bien en la pared, pero que no sirven para nada si no se transforman en acción real cada día.

La cultura de una empresa se compone de una serie de valores principales, por supuesto, pero los valores no pueden ser sólo un sustantivo descriptivo. La ecuación correcta sería:

La cultura de una empresa= valores + comportamiento

Un valor es un verbo. No es un sustantivo. El valor debe impulsar a una acción, y la acción es verbo. Sólo así los valores de una empresa se hacen reales y son visibles en el día a día.

Que es la Honestidad

La palabra «honestidad», es la forma en la que describimos el valor de la honestidad, pero no es la forma en la que pedimos a alguien que sea honesto.

Si tu le pides a tu empleado, a tu hijo o a tu pareja : «Quiero que seas honesto siempre».

¿Qué significa?

¿Somos todos honestos siempre?

¿Nunca mentimos o escondemos algo?

¿Qué es la honestidad para ti?

¿Qué puede condicionar que seas auténticamente honesto?

Lo cierto es que cada persona te va a dar su versión de la honestidad. Todos creemos que somos honestos, es lo que nos gusta pensar de nosotros mismos, pero lo cierto es que en realidad no es así.

Todos hemos mentido alguna vez, y más aún si hay alguna consecuencia que piensas que es negativa para ti, o si sabes que recibirás un castigo si dices la verdad.

El valor de la honestidad es una acción, y requiere de un verbo para ser clara y efectiva.

Debe expresarse de tal manera que cualquier persona entienda lo que debe hacer exactamente, sobre todo cuando es el valor de una empresa que está escrito en una pared o un folleto. Este concepto es aplicable a familias, parejas, hijos, amigos, etc.

Te sugiero que no pongas en la pared la palabra «honestidad» como valor de tu empresa.

Cambia la palabra «honestidad» por la frase: «decir siempre la verdad».

Todo el mundo entiende perfectamente la frase «decir siempre la verdad», pase lo que pase. Esta frase contiene un verbo y es accionable.

Es una frase clara y todo el mundo sabe lo que significa: «En esta empresa siempre decimos la verdad» es un valor real y visible si se cumple. Todo el mundo lo entiende y sabe que debe hacer para estar alineado con este valor: decir siempre la verdad.

Por supuesto este concepto de aplicar un verbo a un valor es aplicable a todo el resto de valores de una empresa.

Como ser honesto

Es muy sencillo ser honesto, simplemente di siempre la verdad. Literalmente no hay mucho más que añadir.

Ser honesto es no mentirte a ti mismo ni a otros, tenga las consecuencias que tenga decir la verdad. Ser honesto es asumir la responsabilidad de esas consecuencias también.

Lo cierto que ser honesto es la única manera de establecer relaciones personales y culturas empresariales basadas en la confianza. Cuando mientes, la confianza se rompe. Así de claro.

Si de verdad quieres que en tu empresa (o tu familia) la honestidad sea un valor real, debes de predicar con el ejemplo y ser honesto siempre. Hasta en lo más insignificante.

Si alguien te llama por teléfono a la oficina y le dices a la persona que atiende el teléfono que diga que no estás – ¿Qué tipo de ejemplo estás dando?

Puede parecer una mentira inocente e inofensiva, pero el mensaje que das a tus empleados y compañeros es que está permitido mentir. Evitar mentir es tan fácil como decirle a esa persona: «Dile que le llamo más tarde».

Y si es alguien con quien no quieres hablar o trabajar, llámale y dile que no quieres hacer negocios con esa persona, o ten el valor de tener esa conversación difícil que llevas tiempo evitando.

No puedes pedir a tu equipo o a tu familia que sean honestos si tú no eres honesto. Es muy sencillo y muy básico.

¿La honestidad tiene grados?

Quizás puedes pensar, vale, la honestidad está muy bien, pero el mundo no es blanco o negro, hay matices grises también. Y tienes razón, no todos somos iguales y hay matices en todo lo que hacemos y decimos.

Pero el matiz no está si dices la verdad o no. Siempre dirás la verdad. El matiz está en cómo dices esa verdad. La forma en la que dices o haces cualquier cosa es muy importante, también cuando dices la verdad a alguien.

Es el deber de un buen líder ( o un buen padre, o un buen amigo) saber cómo es la persona con la que está hablando. Saber el grado de sensibilidad de esa persona, su forma de ser, su personalidad, y como le gusta ser tratado.

Hay personas que prefieren que les digan claramente lo que hay, sin paños calientes. No me gustó esto que hiciste, repítelo, y punto. Genial. Hay personas así.

En cambio, otras personas más sensibles enseguida se sienten atacadas o se sienten violentas si la honestidad es muy cruda y prefieren recibir feedback de otra manera.

Si sabes que una persona es sensible y ves que ha cometido un error o no te gusta lo que ha hecho, es tu labor buscar la manera de decirle la verdad de otra forma más amable.

Por ejemplo:

Si le has pedido a una persona que te haga un diseño de algo y no te gusta nada como ha quedado, pídele que busque otro ángulo de enfoque o que se inspire y explore con otras opciones.

De esta manera le estás diciendo que no te gusta lo que ha hecho sin decirle directamente «esto no me gusta nada», algo que probablemente a esa persona le haría sentir mal.

Las consecuencias de la honestidad

Ser honesto tiene consecuencias, por supuesto. Lo cierto es que cualquier acción que hacemos tiene consecuencias. Mentir también tiene consecuencias.

Puede ocurrir el caso en el que una persona no se atreve a decir la verdad por miedo a que le echen de la empresa o recibir un castigo por ello.

Una empresa en la que una persona que comete un error tiene miedo a que la puedan despedir, no puede tener la honestidad como valor de su cultura empresarial. ES INCOMPATIBLE.

Una empresa con una cultura empresarial en la que los errores se pagan con un despido o una humillación pública, jamás puede esperar que los empleados sean honestos y digan siempre la verdad. Van a tener miedo de hacerlo. Es bastante obvio.

Todos tenemos derecho a equivocarnos y a poder arreglar nuestros errores. Las consecuencias de ser honesto y decir la verdad deberían ser las siguientes:

Recibir un feedback negativo por parte del responsable, una explicación clara de lo que has hecho mal, y recibir una recomendación, propuesta o instrucción clara de cómo puedes arreglarlo o mejorarlo.

Las consecuencia de decir la verdad debe ser siempre un aprendizaje. Cuando un empleado (o un hijo, o un amigo) se siente seguro, y percibe que tiene permiso para equivocarse y cometer errores, estarás verdaderamente creando un cultura empresarial con el valor de la honestidad, o mejor dicho de el valor de «decir siempre la verdad», como parte de su identidad visible en el día a día.

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También puedes ver este Vídeo sobre la Honestidad






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