La Motivación y Cómo Motivarse

POR CHARLY BEAUTELL

Existen muchos conceptos erróneos sobre como conseguir la motivación para alcanzar cualquier meta o realizar cualquier trabajo. En este artículo te explico qué es la motivación y como funciona. Muchas personas además confunden la motivación con la inspiración, y es cierto que son cosas relacionadas, pero son diferentes.

¿Qué es La Motivación?

Hay varias maneras de definir motivación. Para mí la definición más simple de entender es la siguiente: La motivación nace de la palabra motivo, que significa razón para entrar en acción. A lo largo del día recibimos innumerables estímulos para entrar en acción o no.

Antes de motivarte a hacer algo, haces una valoración del estímulo en base a tus valores, experiencias pasadas, y sentimientos. Esta valoración te lleva a tomar una elección sobre si hay suficientes razones para hacer, o no hacer algo respecto a ese estímulo.

El grado de claridad y compromiso que tengas con ese estímulo determina el grado de motivación que tendrás para entrar en acción.

La motivación puede nacer desde dos lugares.

1. La motivación externa

Esta motivación nace de un estímulo que te ofrecen desde fuera, es decir otra persona, una empresa, un anuncio, etc. Un ejemplo de motivación externa puede ser una promesa de aumento de sueldo por parte de la empresa si se alcanza un objetivo determinado de ventas en un mes o en un año.

Este tipo de motivación es finita en el tiempo, ya que una vez alcanzado el objetivo la motivación desaparece, y necesitas otra razón nueva para motivarte de nuevo.

2. La motivación interna

Esta motivación nace de un deseo interno de alcanzar alguna meta u objetivo que está alineado con tus valores, y tu deseo innato de expresar nuestros dones. Normalmente esta motivación es activada al sentirte inspirado por algo que resuena con nuestro propósito de vida.

Un ejemplo de motivación interna es el deseo de sentirte satisfecho y realizado con tu vida y tu trabajo. Este tipo de motivación es más fácil de mantener a un nivel alto a largo plazo, ya que es parte de tu identidad y lo que da propósito y dirección a tu vida.

Conceptos Erróneos de la Motivación

Existe una creencia generalizada que la motivación es algo que simplemente surge o aparece. Si no te sientes motivado, tienes que esperar a sentirte motivado para poder entrar en acción.

Como he comentado antes, la motivación surge de una elección. No cae del cielo como por arte de magia. Nuestra mente elije una razón por la que entrar en acción, y dependiendo de tu compromiso con esa elección, estarás más o menos motivado para hacerlo.

Quedarte esperando a sentirte motivado es uno de los grandes conceptos erróneos respecto a la motivación.

La motivación es el resultado de entrar en acción, no la causa de ello.

Primero entra en acción, y la motivación surgirá si estás comprometido con esa elección.

De hecho, una vez entras en acción, es mucho más sencillo encontrar esa motivación y mantenerte motivado. La fricción principal para ponerse en acción ocurre al principio, cuando nos ponemos en marcha.

Una vez en marcha, ganamos lo que se llama momentum, y esta es la clave para mantenerse motivado. Una vez estas rodando, es mucho más fácil mantenerse rodando hacia adelante, es una ley de la física. El progreso ocurre de manera natural y no requiere de mucha motivación mantenerte rodando.

Es por esto que lo más importante es que el inicio sea fácil, que cueste poco esfuerzo entrar en acción. En vez de buscar la motivación en algún sitio, busca la manera para que sea sencillo empezar a hacerlo.

¿Cómo Motivarse a Entrar en Acción?

Desde un punto de vista psicológico, la motivación surge de la ambición y de la expectativa.

La ambición surge de ti mismo, y tiene que ver con lo que quieres y deseas conseguir. Tú decides que quieres alcanzar. ¿Quieres un trabajo mejor?¿Quieres mejorar la calidad de tu vida? ¿Quieres mejorar tu estado físico?

La ambición es el primer factor determinante en cuanto a tener claridad mental sobre lo que quieres. Es imprescindible tener muy claro que quieres conseguir para motivarte.

El segundo factor es la expectativa que tu tengas de poder alcanzar ese objetivo. Si no crees que alcanzar ese objetivo es real, la motivación desaparecerá porque creerás que es imposible alcanzarlo, y no entrarás en acción.

No sólo debes tenar la ambición de querer alcanzar un objetivo, sino que además debe ser alcanzable en tu mente y en lo más profundo de tu ser (tu propósito).

Hazlo simple y automático

Una de las razones por las que la mayoría de las personas no entran en acción es porque pierden mucho tiempo pensando y esperando el momento en el que aparezca la motivación de empezar.

Por ejemplo: «Un artista no empieza a componer porque se pasa el día dándole vueltas a cuál puede ser mi siguiente obra esperando a que la motivación aparezca para empezar»

La clave para entrar en acción es buscar la forma de automatizar el proceso de inicio de la manera más simple posible. Cuánto más simple sea comenzar, menos fricción encontrarás en tu mente para hacer lo que quieres hacer o crear.

Planifica tu Motivación

Esta estrategia probablemente le rechine a los más románticos que esperan que la motivación surge de manera espontánea de la nada. Yo llamo a eso momentos de inspiración, no de motivación. La motivación surge haciendo, no pensando o imaginando.

Frases típicas de personas que esperan que la motivación aparezca:

«Espero sentir que me llegue la motivación para empezar hoy el gimnasio»

«A ver cuando encuentro la voluntad para escribir ese nuevo libro que me gustaría escribir»

Frases como estas no te llevarán nunca a entrar en acción. La mente humana funciona de una manera completamente contraria. La mente busca siempre el placer y la ley del mínimo esfuerzo.

Y esto lo hace de manera completamente subconsciente para protegerte de situaciones desconocidas «potencialmente peligrosas o estresantes» y para ahorrar energía. Además, al ego no le gusta salir de la zona de confort.

Estas frases son el preámbulo de buscar una excusa para no entrar en acción, y no hacer lo que sabes que deberías hacer. Lo peor de todo, es que esto crea un conflicto en tu mente entre lo que haces y sabes que deberías hacer, que suele llevar a un estado de ansiedad y culpa.

La solución a este problema es planificar y agendar tu motivación. Puede sonar raro, pero la clave está en bloquear en tu agenda las horas que vas a dedicar a eso que quieres hacer: escribir, ir al gimnasio, ir a clase de baile, comenzar una dieta, etc.

No gastes tiempo y energía imaginando o pensando cuando o como empezar, simplemente agéndalo y empieza a hacerlo. La motivación surge haciendo y viendo el progreso. Ver que progresamos en lo que hacemos (bajar de peso, escribir un capítulo del libro, etc), es lo que nos va a dar la motivación para seguir.

La Motivación y Los Rituales

Una de las maneras más efectivas para mantener la motivación, incluso cuando no te apetece hacerlo, es la de crear rituales. Los rituales son pequeñas y simples acciones que haces justo antes de entrar en acción, y que sirven de impulsor automático de la acción.

Robin Sharma, uno de los grandes escritores sobre liderazgo y crecimiento personal, alquila la habitación de un hotel durante semanas para recluirse y ponerse a escribir. Es su forma de decirle a su mente y su cuerpo – es hora de escribir.

Si quieres empezar a hacer deporte por la mañana, deja cada noche tu ropa de deporte en una silla junto a la cama, y lo primero que haces al levantarte es ponerte la ropa y las zapatillas, y te vas al gimnasio o a correr.

Los rituales funcionan como señales para tu mente. Cuando me voy al hotel, me pongo a escribir. Cuando me pongo la ropa de deporte, salgo a correr, etc.

Haz siempre lo mismo antes de comenzar cualquier acción que quieras empezar. Es como cuando un jugador de tenis bota la pelota tres veces antes de sacar. Se llama «rutina antes del juego», y le sirve al jugador para automatizar el movimiento de saque de manera subconsciente, sin tener que pensar en ello. Son los rituales del juego y del deporte.

¿Cómo Mantener la Motivación a Largo Plazo?

Como comenté anteriormente, existen dos tipos de motivación; la externa y la interna. La motivación externa por norma general tiene una fecha de finalización, por lo que esa motivación está destinada a morir, y a tener que buscar una nueva motivación para seguir.

En cambio, la motivación interna es mucho más fácil de sustentar y mantener a largo plazo. Para que esto ocurra, el objetivo o meta que quieres alcanzar debe estar completamente alineada con tu porqué, con tu propósito de vida, o con tu identidad.

Si sientes que tu misión de vida es ayudar a los demás a crecer personalmente, empezar acciones que ayuden a los demás a sentirse mejor emocionalmente será sencillo de mantener en el tiempo porque te sentirás satisfecho y realizado con lo que haces.

Así mantendrás un alto nivel de motivación de manera natural y sin grandes esfuerzos, porque lo que haces te llena y está alineado con quien eres.

Si sientes que tener un cuerpo esbelto y en forma es parte de tu identidad y tu forma de ser, será mucho más sencillo mantener la motivación para ir cada semana 4 o 5 veces al gimnasio. Simplemente no te imaginas tu vida sin ir al gimnasio.

La Regla de «Ricitos de Oro» para Mantener la Motivación

Esta es una ley extraída del cuento para niños «Ricitos de Oro y Los Tres Osos». Cuenta la historia que una niña prueba tres diferentes gachas hechas por cada uno de los tres osos. Al terminar decide que la mejor de las tres es la que no está ni fría ni caliente, sino en su justa temperatura. En psicología se aplica asiduamente este concepto de «justo la cantidad correcta».

Imagina que eres un buen jugador de ajedrez, y juegas una partida con una persona que acaba de empezar a jugar y es novata. En cuestión de minutos te aburrirás jugando porque es excesivamente fácil y la partida no es un reto para ti.

Lo mismo ocurre si juegas una partida con Gary Kasparov, el gran campeón del mundo. En este caso la partida es demasiado difícil. En ambas ocasiones perderás la motivación de seguir rápidamente.

Una de las claves de mantener una alto grado de motivación a largo plazo es precisamente la de realizar tareas que estén justo al borde de tu capacidad y habilidad actual. Es decir, que las tareas no pueden ser excesivamente fáciles o excesivamente difíciles, porque te aburrirás y perderás la motivación.

Ni muy fácil, ni muy difícil. En su justa medida. Esa es la clave para que el ser humano mantenga la atención y la motivación de seguir adelante y progresando.

La clave se encuentra en encontrar la dificultad óptima para ti en ese momento, medir el progreso que vas alcanzando, e incrementar la dificultad de manera adecuada y equilibrada.

¿Qué Hacer Cuando la Motivación se Desvanece?

Incluso utilizando todas las estrategias mencionadas en este artículo, es posible que pierdas la motivación en lo que estás haciendo, aunque sea algo que te guste hacer y hayas hecho durante bastante tiempo.

Este es el momento en que tienes que evaluar estas opciones:

Tu mente siempre busca hacer lo mínimo

Evalúa conscientemente si es tu mente la que te está diciendo que no hace falta hacer tanto, y que puedes permitirte bajar el ritmo. Recuerda que tu mente busca el placer y ahorrar energía de manera inconsciente, y en muchas ocasiones sucumbes a estas sugerencias de la mente sin evaluarlas.

Pregúntate: ¿Esto qué hago está alineado con mi propósito y es parte de mi identidad? ¿Es mi mente (mi ego) la que habla, o soy yo (mi ser) el que necesita buscar otras metas quizás? ¿Quizás mi mente me sugiere que estoy cansado y debería dejar de escribir ahora?

Todo es posible, por lo que tómate cada pensamiento como una sugerencia o un indicador, no como una orden que debas cumplir. Evalúa y decide siempre desde tu ser y tu propósito.

Pregúntate ¿Cómo me ayuda esto que estoy haciendo a progresar en mi propósito de vida? A partir de ahí podrás tomar decisiones alineadas con tu ser y no porque tu mente «no quiera hacer más» para ahorrar energía.

El esfuerzo tiene recompensa

Ninguna gran hazaña o gran logro de la humanidad se ha conseguido sin esfuerzo. La diferencia entre los grandes protagonistas de la humanidad, y los que no consiguen grandes logros, es la capacidad de esfuerzo y resiliencia.

El esfuerzo siempre tiene su recompensa y vale la pena hacerlo. La recompensa tras el esfuerzo es siempre mucho satisfactoria que haber hecho lo mínimo, o no haber hecho absolutamente nada. Esa es mi experiencia personal.

Para ganar 20 títulos de Grand Slam como Rafa Nadal, hay que tener una capacidad de sacrificio y esfuerzo casi sobre humanos. A muchos de nosotros nos encantaría tener esos 20 títulos y ser una deportista de élite.

Pero son muy pocas las personas que están dispuestos a practicar miles de horas de entrenamientos repetitivos y aburridos, miles de horas de gimnasio, y trabajar para resurgir de derrotas, lesiones y fracasos.

Con esfuerzo se puede conseguir cualquier cosa, pero hay que estar dispuesto a hacerlo para tener esa recompensa.

El Malestar Se Acaba

En muchas ocasiones, la razón por la que perdemos motivación es porque hay momentos en los que lo pasamos realmente mal haciendo lo que queremos.

Lo cierto es que todo lo malo y el malestar se acaba, no es permanente. Si vas al gimnasio por primera vez, es muy probable que tengas agujetas durante varias semanas. Tu cuerpo no está acostumbrado a hacer ejercicio y las agujetas duelen. Es parte del proceso de empezar a hacer ejercicio.

Pero esas agujetas serán cada vez más suaves y en un momento dado se acabarán. Ser capaces de entender esto y mantener la motivación en los momentos más difíciles, es la clave para ser la mejor versión de nosotros mismos en cualquier faceta de nuestra vida.

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