Sobre el perdón
5 Minutos con Charly #82
Aprender a perdonar es posiblemente la misión más difícil que tenemos como seres humanos. En los últimos meses he sido testigo de diferentes situaciones relacionadas con el perdón y el sufrimiento que causa en las personas el no saber perdonar.
El perdón está directamente relacionado con las emociones y el sentimiento de dolor, odio y rencor. El proceso normalmente es primero sentir dolor por algo malo que alguien nos ha hecho, y que si no afrontamos y resolvemos de manera inmediata, se puede convertir en odio. Si la emoción del odio se estanca, se convierte en el peor de los casos en rencor, un sentimiento que nos hace sufrir y nos puede llegar a enfermar.
Lo más loco de todo, es que el odio o el rencor sólo lo sientes tú en tu cuerpo y tu mente. La persona «odiada» no siente ese odio o ese rencor. Es un verdadero sin sentido irracional quedarse anclado en ese sentimiento, ya que sólo te hace sufrir a ti, no a la otra persona que tanto odias.
Buda dijo una vez «Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que otra persona muera». Si quieres recordar algo de este texto es esa frase, porque es una gran verdad. Insisto, el odio sólo lo sientes tú, y solo tú te enfermas y sufres.
Hace poco leí sobre una analogía llamada «el efecto aguacate». Si comes aguacate habitualmente, habrás experimentado lo que ocurre cuando comes aguacate y dejas el plato sucio durante varias horas…el aguacate se queda pegado y es realmente difícil limpiarlo. Tienes que rascar mucho y muy fuerte para que salga. Lo mismo pasa con las emoción del odio. Cuanto más tiempo dejes que pase, más se «seca» dentro de ti y más te cuesta perdonar para «limpiar» esa emoción.
El único camino para soltar ese odio o ese rencor, es aprender a perdonar. El problema es que el perdón es el mayor enemigo de tu ego, y por eso te cuesta tanto perdonar. Tu ego te dice: «¿Cómo voy a perdonarle con el daño que me hizo? Ni de coña, se merece que yo le odie, se merece lo peor. Que me suplique perdón y ya veré si le perdono.» ¿Te suena?
No voy a entrar a comentar los diferentes grados de dolor ya que este texto sería demasiado largo. Soy consciente que no es lo mismo perdonar a un violador que perdonar a una amigo que te mintió, pero el proceso de perdón es el mismo para ambos, y se resume en 4 pasos básicos.
El primero es aceptar lo que ha pasado. Esconder o enterrar el dolor que sientes no te ayudará a perdonar. Abraza ese dolor y vive el duelo. Llora lo que tengas que llorar para liberarlo. Si no lo haces te llenarás de más odio.
Lo segundo es perdonarte a ti mismo. Sí, tú primero. Perdónate a ti mismo por haber sentido esa emoción de odio o sentimiento de rencor hacia la otra persona. Recuerda, sentir eso solo te hace daño a ti, no al otro. Perdónate por ello.
Lo tercero es perdonar a la otra persona. Perdonar no es lo mismo que olvidar. No se trata de olvidar lo que ha pasado. Se trata de aceptarlo, comprenderlo y perdonarlo. Se trata de tener la capacidad de compasión y empatía para comprender que la otra persona hizo lo mejor que sabía en ese momento con el grado de conciencia que tenía en ese momento. A tu ego esto es lo que más le duele porque cree que no es justo. «Debe pagar el precio por lo que hizo, que sufra» – te dice el ego. Esta es la parte más difícil de superar, pero así funciona. Todos estamos en un proceso de crecimiento y aprender de los errores.
La cuarta es la fase de reconstruir la relación. Cuando el dolor ha sido muy fuerte, es muy posible que se haya perdido la confianza en la otra persona. No se trata de «seguir desde donde lo dejamos». Se trata de reconstruir desde lo aprendido por parte de ambos. Cuando rompes un cristal es imposible volver a reconstruirlo como estaba, pero sí puedes pegar los pedacitos con hilos de oro para que se convierta en un NUEVO cristal maravilloso lleno de brillo dorado.
Lo mismo ocurre con las relaciones. No será igual que antes, pero puede ser incluso mejor en muchos casos. Compartir dolor, vulnerabilidad e intimidad puede unirte mucho más a la otra persona. Esto normalmente lleva bastante tiempo, pero es posible, y recuerda que el aprendizaje es para ambos, no sólo para la persona que «causó el dolor». En casos de un gran dolor es también posible que la relación no se pueda reconstruir, pero sí quedar bien cerrada, lo cual es muy importante energéticamente.
Cuando perdonas sientes un alivio increíble en tu corazón. No dejes que el odio y el rencor te endurezcan, la vida es demasiado corta y bella para perderla llenándote de odio y rencor. No vale la pena.