Cómo Descubrir Tu Porqué o Propósito de Vida

POR CHARLY BEAUTELL

Todos los seres humanos en algún momento de nuestra vida nos hemos preguntado por qué estamos aquí. Preguntas como: ¿Cuál es el propósito de la vida humana? ¿Cuál es mi porqué? ¿Cuál es la razón por la que estoy en este mundo?¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué estoy aquí?

Si no te has hecho este tipo de preguntas, sin duda las habrás escuchado alguna vez. Muchas personas evitan contestar a estas preguntas porque te obligan a mirar hacia adentro, y eso suele ser doloroso. Además requiere de mucha valentía enfrentarse a estas preguntas.

Encontrar tu porqué, la razón por la que estás aquí, y qué hacer una vez lo descubres, es la misión más importante de tu vida. La gran mayoría de las personas pasan su vida entera buscando «la felicidad», y muchos lo hacen comprando o haciendo cosas que les dan pequeños chutes de felicidad, pero la felicidad es una emoción, y es efímera. No dura mucho tiempo.

En cambio, vivir tu propósito de vida y sentir una profunda satisfacción de quien eres y lo que haces, son sentimientos duraderos que le dan sentido a tu vida. Eso sí, sólo descubrirás tu porqué o tu propósito si miras hacia adentro. Por eso a veces resulta difícil hacerlo.

¿Cuál es tu porqué o tu propósito de vida?

Tu porqué es quien eres. También puedes llamarlo tu propósito de vida. Todos los seres humanos nacemos con un don natural y un propósito de vida innato. No hay que aprenderlo o estudiarlo.

Tampoco hay que buscarlo, crearlo, ni encontrarlo en algún lugar lejano o externo. Tu porqué es quien eres en esencia, y ya está dentro de ti desde el momento en el que naces.

Utilizo la frase «descubre tu porqué» precisamente por ese motivo. Simplemente tienes que descubrir cuál es y dejar que el mundo lo vea. Desde que nacemos, nuestro ego empieza a crear capas de protección para defendernos de «posibles amenazas externas» que pueden hacernos daño.

Este proceso, que es más intenso al comienzo de tu vida, poco a poco va determinando nuestras creencias y nuestra visión del mundo.

Dependiendo de tus experiencias de vida, de donde naces, de tu entorno, tu familia, etc., esas capas irán cubriendo de una manera u otra tu verdadera esencia con las creencias culturales y sociales adquiridas.

Con los años, esa esencia que vive dentro de ti, va tapándose más y más por las capas de protección del ego. Como las capas de una cebolla.

El proceso de creación del ego

El proceso simplificado de la creación de tu ego es el siguiente. Los primeros años de nuestra vida los pasas creando tu identidad y tu» yo egóico» con todas tus creencias y valores.

El ego te permite poder independizarte de tu familia y tus padres. Te sientes un ser único y auto-suficiente cuando esto ocurre. Y es necesario e importante que sea así para poder sobrevivir los primeros años de vida.

Una vez alcanzas ese punto de autosuficiencia, te pasas el resto de tu vida intentando desidentificarte del ego para poder ser quien de verdad eres (o tu porqué). Te preguntarás: ¿Para que crearlo y después tener que desidentificarme? Simplemente funciona así el ser humano.

El ego te permite sobrevivir cuando eres pequeño, pero lo cierto es que ya no lo necesitas cuando eres adulto. Tu ego siempre estará contigo, no desaparece, es parte de ti, pero puedes aprender a reconocerlo y no dejar que sea él quien guie tu vida.

Tu misión es ir sacando esas capas para descubrir el tesoro que hay dentro, que es tu verdadera esencia, tu porqué, la razón por la que estás en este mundo. Como he dicho, todos los seres humanos nacemos con un porqué, con un don natural que da propósito a nuestra existencia humana.

¿Existe el alma o el espíritu?

Existen numerosos nombres que la gente usa para explicar la esencia interna que hace único a cada ser humano: el alma, el espíritu, el verdadero ser, dios dentro de mí, energía superior, ser superior, etc. Las religiones enseñan que nuestra alma es eterna, que no muere y va al cielo después de la muerte.

Hay personas que no pertenecen a una religión, pero afirman que sienten que el alma es una energía que está dentro de nosotros, que se transmuta cuando morimos, y volvemos a reencarnar en otras vidas. El alma es energía. Dios es energía y vive en nosotros. No se puede ver ni tocar, pero sí se puede sentir. Es lo que llamamos fe.

Otras personas dicen que el alma no existe, que somos producto de la evolución y la selección natural, que el ser humano desarrolla su personalidad a través de su experiencia, y no hay nada especial o espiritual dentro de nosotros. La esencia del ser humano es una serie de reacciones químicas en nuestro cerebro que se manifiesta a través de las emociones y el razonamiento.

Lo cierto, es que da absolutamente igual lo que creas. Los debates sobre creencias están basados en observaciones subjetivas o intersubjetivas de lo que cada uno cree que es la verdad. Hay tantas creencias como seres humanos en el mundo.

Lo que también es cierto, es que a día de hoy el alma, los pensamientos o las emociones nadie las puede ver, nadie las puede tocar, y nadie las puede demostrar científicamente de una manera tangible.

Sí sabemos lo que ocurre dentro de nosotros cuando pensamos o sentimos; reacciones químicas, conexiones neuronales, segregación de hormonas, etc. Pero Lo único que podemos ver es la reacción que esos pensamientos, esas emociones o ese espíritu provocan en el ser humano.

No vemos el pensamiento en sí. No vemos la emoción en sí. No vemos el espíritu en sí. Vemos la manifestación de todas ellas a través de nuestro cuerpo o lo que decimos. Podemos ver un brazo, una nariz o una mano, pero no podemos ver un pensamiento.

Así que da igual lo que creas o lo que veas, porque lo único que sí es completamente cierto es lo que tú sientes. Nadie puede discutir o negar lo que tú sientes, porque solo tú lo puedes hacer y esa es tu verdad. Todos somos biológicamente capaces de sentir, y tu porqué, tu esencia, tu alma o como te guste llamarlo, solo lo puedes sentir. No lo puedes pensar, ni lo puedes razonar desde la mente analítica.

Tu porqué se manifiesta a través de tus sentimientos y de tus emociones. Da igual lo que creas. Es biología. Y la biología aplica por igual a cada ser humano. No tienes que creer en nada, solo sentir. Y eso lo podemos hacer todos y todas. Sentir.

El sistema límbico y las emociones

El sistema límbico es la parte del cerebro responsable de regular las emociones. Este sistema está localizado en la zona interna del cerebro, compuesto por una serie de glándulas cerebrales como la amígdala o el tálamo.

Todo pensamiento o emoción es registrado y regulado por tu cerebro. El sistema límbico, o «cerebro emocional», como lo llaman muchos, tiene una particularidad, y es que no tiene lenguaje.

Cuando hablamos de vivencias emocionales, sentimos que hay una cierta irracionalidad en como las procesamos. Es como si no fueran parte de nuestro cerebro.

Esto es debido a que el sistema límbico carece de lenguaje. Lo que ocurre es que cuando sientes una emoción, muchas veces no sabes cómo describirla de manera clara.

La emociones las sientes de manera automática e inconsciente, no las puedes controlar. El cerebro límbico las genera en milisegundos para alertarte de algo sintiendo miedo, rabia, alegría, etc.

Una vez la sientes, registras esta emoción en tu neocortex, que es dónde se genera la conciencia, el lenguaje, el razonamiento y el análisis. Una emoción sólo la puedes sentir, y cuando intentas describirla usando el lenguaje con el neocortex, te cuesta mucho hacerlo de manera clara.

Y es debido a esto que intentamos describir las emociones con frases como: «se me hizo un nudo en el estomago», «sentí como un dolor en el pecho», «o se me hizo un nudo en la garganta». Nada de esto ocurre a nivel físico realmente, es energético. Simplemente intentamos describir lo que sentimos de la mejor manera posible.

Las emociones solo se pueden sentir, y nacen de la parte más profunda de nuestro ser, algo que viene de una evolución de miles de años. Expresarlas con palabras nos cuesta mucho. No sabemos como hacerlo muchas veces.

Los sentimientos y las emociones que sentimos nos hablan de quien somos, de esa parte que unos llaman alma o espíritu. Llámalo esencia si quieres. O personalidad, da igual realmente. El tema es que al no tener lenguaje, cada persona lo siente y lo verbaliza de una manera diferente.

Nuestro porqué está muy unido a nuestras emociones, a las cosas que nos hacen vibrar, que nos hacen sentir llenos, completos, alegres y satisfechos. Es muy primitivo y muy profundo. Para descubrir nuestro porqué, tenemos que conectar con nuestras emociones y nuestros sentimientos más profundos.

Como encontrar tu porqué

En ningún caso pretendo decir que esta es la única forma de descubrir tu porqué o tu propósito. Hay infinidad de maneras de hacerlo sin duda, simplemente comparto lo que a mí me ayudó a descubrirlo.

Tampoco quiero dar a entender que es fácil descubrirlo, yo he tardado 50 años, así que imagínate. Este proceso que describo aquí es el comienzo de un camino de descubrimiento.

Para descubrir y conectar con tu porqué debes conectar con tu cuerpo emocional, esa parte de ti que no tiene lenguaje y que sólo es capaz de sentir. Conectar con esos momentos de tu vida en los que has sentido que aquello que hacías en ese momento eras tú en estado puro, sin miedo, sin filtros y sin tu ego de por medio.

Trata de conectar con esos momentos en los que el tiempo parece no existir, en los que entras en un estado que mucha gente llama «estado de flow», donde todo surge de manera orgánica, sin pensar y sin esfuerzo. La creatividad te sale por todos tus poros.

Son momentos que nos sentimos conectados con todo, con el mundo, las personas, la naturaleza y no hay nada más. Es el estado de presencia total, en el presente al cien por cien.

De hecho, no eres consciente que estás en el presente, porque precisamente no estás pensando en lo que estás haciendo, solo fluyes. Todos hemos sentido momentos así a lo largo de nuestra vida, desde que éramos pequeños hasta el día de hoy.

Estos son los momentos en los que has estado conectado con tu porqué y con quien eres en esencia. Escribe en un papel todos esos momentos y, sobre todo, escribe como te sentías. Escribe también con quien estabas y que hacías.

Lo ideal es hacer este ejercicio con otra persona que te pueda ayudar a ver cuál es el hilo dorado conductor que conecta todos esos eventos de tu vida a través de un feedback honesto. Esa persona es preferible que no sea alguien que conozcas demasiado, para que pueda ser lo más objetiva posible al no tener lazos sentimentales fuertes contigo.

El objetivo es encontrar esa palabra que describa de la mejor manera que sentías en esos momentos. Una palabra que una esos sentimientos a través de un hilo dorado conductor que describe quien eres, y que sale de ti de manera natural cuando estás en esos momentos de conexión total.

Tu porqué, o tu don natural, empieza siempre por un verbo que puede ser inspirar, ayudar, crear, liderar, contribuir, etc. Esta es la palabra que buscamos haciendo el trabajo de buscar ese hilo conductor.

Pregúntate: ¿Qué hay en común entre todos los eventos que escribiste en tu lista?

Este es mi porqué: «Inspirar a los demás a entrar en acción, de forma que puedan dejar su huella en este mundo»

Cuando inspiro a los demás me siento conectado con mi esencia. Siento que el tiempo no pasa cuando hago cosas para inspirar a los demás, como escribir, dar charlas o grabar videos. Lo que más me apasiona es ver que lo que hago inspira y ayuda a otros a dar el primer paso para saber quienes son.

Tu Porqué No Es Lo Que Haces

Una de las claves de descubrir cuál es tu porqué, es entender que tu porqué no es lo que haces. Tu porqué es quien eres, tu don natural, tu esencia, tu misión.

Un par de ejemplos:

  • En mi caso mi porqué es inspirar a los demás. Dar charlas, escribir, o hacer videos es lo que hago, pero no es el porqué lo hago. El porqué lo hago es inspirar a los demás, y puedo inspirar a los demás haciendo muchas cosas, no sólo estas cosas.

En este momento me dedico a escribir, dar charlas y compartir mis experiencias, es lo que hago. Pero podría inspirar a los demás a dejar su huella en este mundo siendo el director o el CEO de una gran empresa con cientos de personas a mi cargo por ejemplo. Es algo completamente diferente, y sigue estando alineado con mi porqué.

  • Imagina a un doctor. El porqué de un doctor podría ser: «Ayudar a los demás a mejorar su vida, de forma que puedan disfrutar de todo su potencial humano»

Un doctor, ya sea un cirujano o un doctor de familia, se dedica a ayudar a los demás a tener una mejor salud y una mejor vida, teniendo un cuerpo más sano para poder disfrutar la vida al máximo. Ese doctor podría también ser un terapeuta, un enfermero, un científico investigador, un misionero, etc. Todo esto está alineado con ese porqué.

Encuentra tu porqué

Tu porqué no es lo que haces, no es tu profesión o a lo que te dedicas. Tu porqué es descubrir la razón por la que estás en este mundo, cuál es tu don natural, y que impacto tiene ponerlo al servicio de los demás.

Tu porqué tiene que ver con tu contribución al mundo. La satisfacción duradera y profunda la sientes cuando aportas algo a los demás. Eso es lo que nos hace sentir vivos de verdad. Funciona así. Descubre tu don, y ponlo al servicio.

Comparte este artículo

Todos los jueves envío mi newsletter «5 minutos con Charly» en la que comparto contigo una idea, un consejo, una reflexión, una cita y una pregunta que leerás menos de 5 minutos. Introduce tu email debajo y únete a nosotros.






Dise%C3%B1o%20sin%20t%C3%ADtulo.png

 Jamás te enviaré Spam. Lo prometo